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sábado, 12 de diciembre de 2009

SER FELIZ


Esta es la introducción de mi primer libro: "Aquel que me enseñó a reír" Acerca de ser feliz a pesar de todo. Si despues de leerla deseas saber como adquirirlo da clic en "Seguir leyendo" que aparece abajo.

Ser feliz ha sido y siempre será una de las mayores consignas del ser humano. Lo que la mayoría no sabe, o no tiene claro, es que ser feliz en la vida es un derecho de todos, pero no todos llegan a experimentarlo. Es más, puedo asegurar que la palabra felicidad no aparece en su vocabulario. Esa palabra hace parte del idioma muerto de una antigua civilización de la que no hay la más mínima referencia.

El sufrimiento y las situaciones adversas parecen mucho más familiares para la mayoría. Una amiga me decía en cierta ocasión que las mujeres sufren mucho en su estadía en la tierra. Cuando nacen el doctor les pega una inclemente palmada en la retaguardia. Después les hacen los agujeros en las orejas. Yo nunca he visto en vivo y en directo esta práctica pero me imagino a una señora con 300 kilos de peso con varias agujas en la boca y una mirada más penetrante que la de un francotirador. Después viene la adolescencia y con ella el desarrollo. A partir de esto, durante las siguientes décadas estará expeliendo sangre todos los meses y con ello un desorden hormonal que las hace actuar con cierta irritabilidad. Luego el cortejo de viejos verdes que al verlas convertirse en señoritas atractivas no se ahorraran en nada para mirarlas con deseo y algunos ni disimulan. Luego el evento un tanto doloroso de la noche de bodas. Sigue el efecto de nauseas, hinchazón de los pies, peso en la panza, antojos y demás síntomas por el embarazo y ni que hablar del inmensamente horroroso dolor del parto. La crianza de los hijos y del marido y por último la menopausia. Aquí habrá alguna mujer que dirá: el que escribe este libro trabaja para la CIA o la Interpol y me han vigilado la vida. Señora, antes de que empiece a desarmar el teléfono buscando micrófonos ocultos, déjeme decirle que no es más que simple análisis de una amiga que retransmito aquí.

Ahora, el sufrimiento parece estar en todos lados y en todas las épocas. No se limita solo a las mujeres. Los géneros y las edades no son ajenos a ellos. Desde los primeros tiempos lo ha habido. Por eso el anhelo de ser felices es muy fuerte.

Estar en busca de la felicidad es el proyecto de la gran mayoría pero el problema está en que son muy pocos los que tienen la brújula para llegar a ella.

Una de las particularidades de nuestra especie humana es que por lo general está inconforme: el que está flaco quiere estar gordo, el gordo quiere estar flaco, el muy alto quiere estar más bajito, y el bajito quiere ser más alto, la rubia se tintura el cabello de negro azabache y la morena se lo tintura de rubio… el pobre quiere ser rico y el rico quiere ser MÁS RICO.

Las muchas preocupaciones pueden disminuir, si lo permitimos, el hecho de ser felices. Una amiga hace poco me dijo que cuando se preocupaba mucho, no comía. Yo le dije que a mí me pasa al contrario: cuando no como, me preocupo. Si las preocupaciones determinan si eres feliz o no, déjame decirte que estas en serios problemas.

Una persona puede ser feliz con millones en su cuenta bancaria como si no tuviese una sola moneda en el bolsillo. Puede serlo con un sueldo astronómicamente grande o apenas con el popular rebusque. Si el dinero es quien determina si eres feliz o no, déjame decirte que estas en serios problemas.

Una pareja de novios o casados pueden decirse el uno al otro: tú me haces feliz. Y si, esto puede pasar, pero ¿si esta persona ya no está? ¿Dónde queda la felicidad? Si una pareja es quien determina si eres feliz o no, déjame decirte que estas en serios problemas.

Hace un tiempo me formulé a mi mismo una pregunta, me dije: mí mismo, ¿eres feliz? ¿Te habías hecho esta pregunta alguna vez? Yo creo que es una de las preguntas obligadas, así como: mamá ¿me das para comprarme un pan? O papá ¿cierto que no me vas a pegar con ese cintu…?

La respuesta a mi pregunta fue: Si soy feliz. Y la verdad es que sé que puedo serlo aún más. Ahora bien, la felicidad es a mi entender el resultado de lo que hay en el corazón y que se refleja afuera. Averiguar que hay dentro del corazón, fue lo que tuve que hacer para responder positivamente a la pregunta si era feliz.

Mi niñez fue muy buena, muy feliz. Pero mi adolescencia fue bastante complicada. Un acné tremendamente serio me atropelló. Tenía cualquier cantidad de barros y espinillas que me acomplejaron. A donde yo iba sentía como todos hacían las veces de dermatólogo. Me miraban la cara y no sobraba quien en la mente me colocara mil apodos y luego me dijera: échate miel de abejas con jabón de avena. Otros, por muy desagradable que fuera, me decían que me aplicara saliva amanecida.

La verdad es que el desespero de verme la cara así me llevaba a irme al baño y frente a un espejo reventarme uno a uno cada forúnculo corriendo el riesgo de romper uno que otro cristal. Usé todos los remedios caseros que existían y hasta me inventé algunos (a lo mejor después de este libro escribo uno que se llame: “mil y un formas de perder el tiempo usando métodos inservibles para curar el acné”, y así ahorrarle tiempo y desdichas a los que hoy están sufriendo con esto).

Pero el acné no era lo único que me acomplejaba. Yo siempre he sido delgado pero antes era tan flaco que ni tenia dedo gordo. Yo creo que si existiera el trabajo de limpia mangueras por dentro me llenaba de plata. Y mis piernas eran muy delgadas y pálidas. Mi recurso era siempre usar pantalones largos, lo cual en mi ciudad natal era un acto de masoquismo ya que la temperatura era en ocasiones de más de 40 grados centígrados en el día. Yo creo que las gallinas ponían los huevos fritos ya. Recuerdo que en más de una ocasión me preguntaron: ¿y tú porque nunca te pones pantalón corto? Y yo… “eh… pues… me gustan los pantalones largos”. Me provocaba decir: lo que pasa es que tengo unas manchas negras y verdes en las piernas y a todo el que me pregunta eso, se le pegan en la cara!!!

Todos los complejos de mi adolescencia me llevaron a ser introvertido y a encerrarme en la Televisión. Con los ojos cuadrados de ver tanta T.V.
Con la etapa de la adolescencia también pasó que me ilusioné con varias jovencitas pero siempre temí que me rechazarán. Pensaba: ufff que tal que una chica quiera darme un beso y no atine y termine pegada en un barro descomunal y cuando saliéramos a la calle nos preguntarían si éramos siameses. Y yo: “eh… pues… aún la ciencia investiga si al separarnos puede traer consecuencias fatales.”

Pero ¿cómo superé esto y como llegué a la conclusión de que se puede ser feliz a pesar de las circunstancias?

Ese es el motivo del porque escribo este libro. No pretendo ser el gurú del tema, solo quiero transmitir aquello que me dio la posibilidad de:
- Tener una relación personal con mi Hacedor.
- Aprender a amarme a mi mismo.
- Relacionarme mucho mejor con los demás.
- Ser feliz a pesar de todo.
Quiero condensar lo aprendido a través de la vida a punta de golpes y caídas en este libro. Además compactar las innumerables y valiosas enseñanzas que pude aprender a través de extraordinarias mujeres de Dios que han abonado en mi las más valiosas enseñanzas con las que aprendí a ser feliz.

¿Significa esto que soy un hombre totalmente pleno y realizado? Para nada. Brincos diera. Aun me faltan muchos sueños por cumplir y metas por alcanzar. Pero mientras eso pasa, ser feliz es una decisión. Yo la tomé. ¿Qué hay de ti?


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http://larespuestallega-libros.blogspot.com/

Gracias

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