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viernes, 8 de mayo de 2009

¿Por qué te complicas?


Muchas personas suelen quejarse del porque no pueden disfrutar al cien por ciento sus vidas, piensan que reciben las cosas a medias. Constantemente se quejan del porque no reciben al dedillo lo que anhelan. Pero la verdad es que muchas personas viven esta situación porque ellas mismas se complican su existencia. Es notorio apreciar que hay una conducta que suele regir a una gran cantidad de gente y es que se limitan a la hora de recibir lo que le han pedido a Dios.

Lo primero que debes saber es que la vida no es perfecta, si has deseado que lo sea permíteme decirte que dejes de hacerlo. Solo hay una vida perfecta y es después del Juicio Final, cuando vayamos a pasar a una eternidad con el Señor. Lo que tienes ahora es una vida privilegiada ya que Cristo mora en tu interior, teniendo en cuenta que existen millares que ni siquiera lo conocieron ni lo conocen aún.
Para que empieces a vivir libre de cargas, temores y dudas en tu vida, una de las decisiones que debes tomar es la de no complicarte la vida. Permíteme explicártelo con ejemplos.
Le pides a Dios, un empleo... Quieres desempeñarte como maestro en una escuela que cuente con aprobación del gobierno, que tenga maestros capacitados y amables, con un cuerpo estudiantil respetuoso, que quede en la misma ciudad en que resides. Resulta que Dios te da el empleo según tus deseos. Tienes un buen salario y el lugar de trabajo es cerca de tu hogar, tal como lo pedías. Pero resulta que al cabo de cinco meses te quejas porque teniendo en cuenta los años de aprendizaje universitario que te gastaste y que te la pasaste quemándote las pestañas estudiando, te pagan un sueldo miserable. Entonces te la pasas malhumorado por que en la escuela hay gente que gana más que tú, cuando tienen menos estudios que los tuyos. ¿Qué haces entonces? ...Te complicas la vida.
Otro ejemplo, le pides a Dios el hombre de tus sueños. Que sea temeroso de Dios, amoroso, detallista, inteligente, atento, que se preocupe por ti cuando te sientes mal, fiel, , que ame a los niños, con metas en la vida... ¿y qué hace Dios? Te lo da. Pero sucede que por motivos ajenos a ti, aparecen voces diciéndote que no, que resulta que ese no es el hombre para ti. Y tú, gracias a tu noble corazón y que no quieres entorpecer la felicidad de los demás, busca la manera de crear todas las excusas habidas y por haber para convencerte que a fin de cuentas ese no era el hombre para ti. ¿Qué haces entonces?... Te complicas la vida.

Por esto, por amor a Dios y a ti mismo, no te compliques. Está en tus manos el recibir lo que Dios te da y ser feliz con ello. Acalla las voces que te dicen lo contrario. Complicando tu vida lo único que consigues es que eso que tanto pedías a Dios se esfume de tus manos y que aparezca en la escena otro personaje que si le dará el valor que tú le negaste. Ser agradecidos con Dios no es solo decirle en una oración: "gracias", es recibir con agrado y beneplácito lo que Él te brinda, conforme a tu corazón. Si el Señor te da algo, no seas desagradecido encontrándole todos los contra o peros, ni mucho menos abandones los deseos de tu corazón por motivos sin fundamento o por pensar que no lo recibes al cien por ciento como querías. Disfrútalo al máximo y deja a un lado lo que quiera interponerse entre tus sueños y la realización de estos. No permitas que al pasar el tiempo y mires atrás, ver que desaprovechaste una oportunidad grandiosa por complicar tu vida, cuando la Voluntad de Dios no era esa.


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