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Haz vivido situaciones adversas a tal punto que pierdes toda esperanza en tu vida?
¿Ves lo que deseas más lejos que una reconciliación de Goerge W. Bush con Hugo Chavez, con invitada a cenar?
Todos atravesamos situaciones difíciles, pero ¿como no perder la esperanza a pesar de todo?
Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; (1 Pedro 1: 13)
Hay ocasiones en las que todo parece acabarse y que el panorama solo puede verse nublado y lleno de espinas. Nos vemos a nosotros mismos como títeres del destino y no percibimos más que problemas y dificultades. Pero es allí cuando surge algo que se llama: Esperanza.
Cuando hablamos de esperanza nos referimos a un estado de ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos. La esperanza es el sueño del ser humano despierto. Es aquello que nos impulsa cada día a luchar por nuestros deseos e ideales. En la vida trabajamos y actuamos porque tenemos la esperanza de llegar a algún lugar, de alcanzar un objetivo, de conseguir una meta o hacer realidad un sueño. Con ella podemos enfrentar cualquier circunstancia por muy difícil que sea o parezca ser y aún cuando las fuerzas nos abandonan.
En la vida hay tormentas, pero por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes, siempre habrá una mañana después de la noche. Saber esperar en Dios es un requisito para nosotros quienes depositamos nuestra fe en Él. Es necesario esperar, aunque la esperanza tienda a verse siempre frustrada, pues la esperanza en sí representa un gozo, y sus fracasos, por habituales que sean, son menos pavorosos que su desaparición.
Al tener a Cristo en nuestras vidas sabemos que la esperanza es mayor ya que Él es nuestra esperanza: ...”que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”, (Colosenses 1:27). También vemos en 1 Pedro 1:3 que dice Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos.
Nosotros estamos llamados a tener una esperanza viva, no muerta porque al hacerlo podremos soportar aquellos momentos de la vida en que la dificultad amenaza con despedazarnos nuestro ser y nuestro ánimo. Siendo personas con esperanza en nuestros corazones podemos vivir nuestro presente con paz y tranquilidad y mirar nuestro futuro con la firme convicción de que gracias a Dios nos esperan muchas bendiciones a nuestra vida.
Hay un refrán que dice que Mientras haya vida, hay esperanza... y otro más: que la esperanza es lo último que se pierde. Y son dos verdades muy grandes. La vida, la fe y la esperanza van de la mano de Dios y de nosotros, así que no nos alejemos ni renunciemos a una esperanza viva.
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Ariel, que lindo comenzar un lunes, luego de pascua, con un mensaje tan bello de esperanza.
ResponderBorrarCelebras con tus palabras a un Cristo, vivo, glorioso, capaz de llenar vidas con esperanza.
En medio de una crisis mundial, todas las personas, necesitamos tener esperanza, gracias por recordarnoslo con tu habitual y genial manera de escribir.
ES UNO DE LOS MENSAJES MAS HERMOSOS Y EMOTIVOS DE LOS QUE HAZ ESCRITO, ME CAE COMO ANILLO AL DEDO, NECESITABA UNA LUZ, Y TU CON TUS PALABRAS ME HAZ MOSTRADO QUE LA VIDA SIGUE Y QUE A PESAR DE LAS AVERSIDADES LA VIDA ES HERMOSA Y ESTA LLENA DE OPORTUNIDADES Y MUCHA ESPERANZA PARA TODOS NOSOTROS, SIEMPRE CON LA COMPAÑIA DE NUESTRO GLORIOSO DIOS, QUE BENDITO ES.
ResponderBorrarUN ABRAZO, Y MUCHAS GRACIAS POR TU EXCELENTE COMPAÑIA Y TODAS TUS ENSEÑANZAS.